El amor no es jactancioso, no se envanece.
1 Corintios 13:4.Alábete el extraño, y no tu propia boca; el ajeno, y no los labios tuyos. Proverbios 27:2.
...Venid a mi los que esten cansados y cargados que yo los hare descansar.
¿Te la pasas llorando por alguna circunstancia adversa?¿Te quieres sentir bien? No te preocupes! Para todo hay solución, y la que yo te plasmo es la mejor y se llama JESUCRISTO
«Creo sólo lo que Veo»
Las Profecías Humanas y las de Dios
Quizás usted haya oído hablar de Nostradamus. Este astrólogo y adivino del siglo XVI (1503-1566) escribió muchas supuestas profecías que suscitan interés en algunos hasta hoy en día.
Sin embargo, quien se guía por Nostradamus va mal encaminado. Sus predicciones son tan extravagantes que se prestan a innumerables interpretaciones. No es de extrañar que sus adeptos sean incapaces de ponerse de acuerdo acerca de su significado.
Ningún ser humano está en condición de predecir el futuro. Sólo Dios puede hacerlo, y lo hizo en su Palabra. En ella las profecías están detalladas y formuladas tan claramente que la credibilidad de la Biblia depende de sus cumplimientos. Y hasta ahora esto siempre ha sido confirmado de manera impresionante. He aquí un ejemplo: El profeta Isaías anunció que un soberano llamado Ciro permitiría a los judíos volver a construir su templo en Jerusalén (Isaías 44:28). Cuando el profeta escribió esto, el templo todavía no había sido destruido y Ciro aún no había nacido. Unos 150 años después, en el año 538 a.C., el rey persa Ciro dio la orden de que el templo en Jerusalén fuera restaurado. La misma Biblia y los historiadores mencionan el hecho.
Al comprobar que en el pasado las profecías se cumplieron exactamente, por ejemplo el nacimiento y la muerte de Jesucristo, podemos confiar en que las profecías de la Biblia acerca de «las cosas del fin» se cumplirán igualmente.